lunes, 19 de diciembre de 2011

"La resurrección de los muertos", de Wolf Haas


Por muy difícil y forzado que sea en algunos casos, parece obligado y necesario etiquetar las novelas para ponerlas a la venta. Encasillarlas para saber en qué colección publicarlas. Catalogarlas para escoger en qué estantería de la librería colocarlas. Clasificarlas para decidir a qué público ofrecérselas. Y a qué otros lectores negárselas.

"La resurrección de los muertos" no es una novela policiaca, aunque aparezcan agentes de la autoridad. Tampoco es una novela detectivesca, a pesar de que uno de estos policías, tras abandonar el Cuerpo, sea contratado por una agencia privada. Y, sobre todo, no es una novela negra; no es urbana, es rural; tensión hay por momentos, pero no diálogos mordaces y cortantes; hay armas, una pistola, pero no llega a ser disparada. En realidad hay dos, la otra es la de un surtidor de gasolina, y esa sí es utilizada.

También hay dos cadáveres, cuya muerte en extrañas circunstancias debe ser resuelta. Pero no es esto lo importante, es más bien una anécdota, la excusa utilizada como hilo conductor para, en verdad, alcanzar logros mayores, un ejercicio literario interesante y, yo al menos no había leído algo parecido, y si lo he leído pasóseme, novedoso.

Novelas sobre crímenes acaecidos en pueblos, con paisajes alpinos al fondo, y que ofrezcan un catálogo de personajes pintorescos no son una originalidad. También se han escrito ya multitud de historias contadas desde el punto de vista de personas con problemas del tipo que sea, con limitaciones en la comprensión o la comunicación.

Se sorprenderán, pues, si les digo que la originalidad de la propuesta literaria de Wolf Haas se cimenta en un protagonista peculiar y en una narración por boca de un desconocido con un tenue, pero persistente, problema de dispersión, falta de concentración y concreción.

"La resurrección de los muertos" está contada de una forma desenfadada, frívola, dispersa e inconexa. La historia avanza con dificultades, incapaz de orientarse, dando rodeos y entreteniéndose con cualquier anécdota, probando la resistencia y la paciencia del lector, el cual debe saber que hay una razón por la que esto es así. Aunque escrita en tercera persona, esta voz es sin duda la de su protagonista. En concreto, podría ser ese informe que durante el relato no redacta y que, al parecer, finalmente escribe. Una forma original y muy eficaz de presentar las características de la personalidad del personaje.

Porque el personaje se las trae. Todavía no tengo claro si compartir la opinión de su ex jefe en la policía o pensar que tenía algún talento. Genio o inútil. Seguramente ni tanto ni tan calvo, un tipo corriente con muchos pequeños defectos, sin grandes virtudes pero con las capacidades suficientes para resolver un caso que, después de casi diez meses, de maduro que estaba, casi se resolvía sólo. Con todas las evidencias delante, se plantea la duda entre pensar que estaba ciego para no verlas, o que fue la tenacidad la que le hizo estar ahí y dar con la clave necesaria para comprenderlas. 

Un personaje muy auténtico, relativo y nada categórico, que, como las personas en la vida real, provoca opiniones diversas y contrarias, brillantemente complementado por una narración envolvente. Y poco más.

Ésas han sido columnas más que suficientes para sostener una obra. Ahora bien, desconfío que lo sean para una saga. Ediciones Siruela ya ha publicado una segunda investigación del detective austriaco Brenner, "El triturador de huesos". Repetido, lo original se convierte en rutinario, y lo que ha servido esta vez no será igual de eficiente las sucesivas. Por tanto, Wolf Haas ha de ofrecer otras cosas, ha de ofrecer más. Ha de, por ejemplo, tomarse su tiempo y desarrollar también el resto de los personajes, o ha de plantear un caso complejo y elaborado, claro que, entonces, aparece el problema de si su criatura será capaz de resolver un crimen complicado de una forma convincente.

En cualquier caso, después del fiasco de "El grito" o de las sucesivas decepciones con Fred Vargas, Ediciones Siruela recupera parte del prestigio que apenas había sostenido "El crimen en el Barrio del Once".

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